miércoles, 13 de enero de 2010

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MUSCARI REVIVE A UNA FAMILIA NO TAN NORMAL EN "FUEGO ENTRE MUJERES"

El trío no se mostrará tan sonriente a lo largo de la obra
Crédito: José María Muscari

Luego de un prolífico año en el que estrenó Cash, “Escoria” y “Auténtico”, José María Muscari vuelve a la carga con una versión modificada de su anterior obra “Piel de chancho”, que contó en el 2006 con el rol protagónico de María Aurelia Bisutti.

“Fuego Entre Mujeres” es la más reciente puesta del actor, dramaturgo y director, que inaugura su temporada 2010 con esta dura y a la vez cómica obra que devuelve a las tablas a Irma Roy. La acompañan Mónica Salvador y Dalma Maradona, en la composición de esta disfuncional familia en la que las figuras masculinas brillan por su ausencia.
El único hombre que tiene el privilegio de codearse con estas tres protagonistas absolutas es Sandro, el indiscutido artista, recientemente fallecido, que musicaliza con sus temas este espectáculo que Muscari le ha dedicado de forma póstuma. Su figura conmemorativa en este pequeño departamento de ambientación retro ocupa un rol importante en la obra ya que es una de las pocas pasiones que comparten madre, hija y nieta.
La primera en ingresar al living -precisamente no del amor sino todo lo contrario- es Irma Roy (Naná), envuelta en vendas y casi emulando a “La Momia” de Titanes en el Ring. Luego ingresa Dalma Maradona (Luisa) y empiezan a discutir fuertemente. “Sos una perversa” le dirá a su abuela esta joven que ayuna constantemente y cuya mayor ambición es ser una bailarina de danzas árabes.

Una vez presentados los personajes, las agresiones continúan con acusaciones de piromanía, homicidio, manipulación y de enfermedades varias que se retribuyen de nieta a abuela y viceversa. Pese a la embestida de verborragia aguda, Muscari logra incorporar mucho humor a los diálogos, que se asemejan a una batería de insultos y maltratos pero que provocan risas desopilantes entre el público.
“Estás hecha mierda, no podés ni soñar”, vocifera Luisa contra su abuela cubierta en vendas (uno de los más impactantes y fuertes efectos visuales de la obra) para luego catalogarla de “telenovelera”. Es ese rol, el que nos recuerda a sus antiguos trabajos televisivos, que Irma Roy interpreta para hacer explotar a su personaje, cargándolo de una exagerada actuación que resulta ideal para esta quejosa abuela cuya lucidez es mucho más amplia de la que aparenta. La extravagancia de ciertos diálogos (“¿Tengo que matarme por que no sé manejar Internet?”) y su implicancia generan familiaridad con varios de esos asuntos que, si bien son de ficción, permiten que la platea se identifique con ellos y suscite más comicidad.
Quizás esto también se deba a la mención de cuestiones de conocimiento popular que ingeniosamente Muscari introduce en sus creaciones. De ahí se extraen varias referencias a términos y personajes (adorados unos, indeseables otros) de las décadas del 80 y el 90 que generan una cómplice y hasta vergonzosa sonrisa entre sus espectadores.
Mónica Salvador (Ingrid) es la última en ingresar, y se completa así la presentación de estas tres integrantes de un círculo vicioso de agresión verbal, contundente, filoso y a veces hasta grosero. El desdichado trío coincide en que cada una de ellas está cansada y no puede seguir viviendo de la forma en que lo hacen.

Fabulera, toquetona, manipuladora, sucia, asquerosa, resentida, psicótica, enferma, boluda, vieja, fracasada, alcohólica y perversa son algunos de los calificativos con los que se tratan entre sí las 3 mujeres de esta familia exasperante y violenta.
Todas ellas arrastran un pesado karma familiar de autocompasión, infelicidad e inconformismo con sus vidas. Madre e hija, hija y madre, abuela y nieta no paran de decirse cruentos improperios. Para hacer su descarga y tratar de comprender el por qué de su comportamiento, las actrices realizarán un monólogo para explicar su actitud. El relato de Ingrid sobre su miserable vida es magnífico e hilarante. Luisa también tiene su crudo momento de confesiones, en el que relata lo que podría considerarse el principio de su trastorno alimenticio, a sus jóvenes 15 años.

La abuela, por su parte, confiesa cómo se le quemó el cuerpo debido a que literalmente se prendió fuego con su conjunto rosa de matelasé (he aquí el por qué de las vendas que cubren casi la totalidad de su cuerpo).
“Somos una familia disfuncional, las 3 somos cabeza de familia”, reflexiona Ingrid, aunque después continúen todas con la brusquedad de sus insultos que genera una dicotomía de solidaridad hacia los personajes y, al mismo tiempo, gracia por su fuerte contenido y agresivo significado.
“Fuego Entre Mujeres” es una obra que refleja la historia de una relación irascible y explosiva entre tres almas en pena que individualmente ya son tremendas pero, juntas, se convierten en una combustión de agresividad y entretenimiento.

Ficha Técnica:
Autor: José María Muscari
Actrices: Dalma Maradona, Irma Roy, Mónica Salvador
Vestuario: Vessna Bebek
Realización de vestuario: Nancy Murena
Asistencia de escenografía: Laura Poletti
Asistente de producción: Matías Santos
Asistencia de dirección: Carlos Tkizian
Dirección: José María Muscari
“Fuego Entre Mujeres”
Jueves a domingos a las 21.30
Teatro Tabaris
Av. Corrientes 829
Entrada: desde $ 70

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