La pieza presenta a una familia cruzada por la desgracia, los celos, la envidia y también el amor, cuyo único punto de contacto son las canciones de Sandro, que sirven como bálsamo entre ataque y ataque.
Son tres generaciones diferentes funcionando en una dinámica cruel y sin piedad de la que no pueden salir, en la que una abuela pirómana y con un pasado homicida rige la casa.
La mujer, interpretada con gran solvencia y sin tapujos por Roy, se encuentra desfigurada y vendada de pies a cabeza tras la explosión de un calefactor, esperando poder recibir un transplante de piel de chancho.
Su hija (Salvador) es quien mantiene económicamente a todas, trabajando en una librería junto a una socia con la que parece tener más que una relación comercial.
Finalmente, la menor de la casa (Maradona) es una adolescente anoréxica y bulímica, que sueña con ser odalisca y quemar las grasas de su abdomen, entregada una y otra vez a terribles dietas con las que quiere esconder los abusos de su padre.
Sin abandonar su sello personal, Muscari logra en "Fuego entre mujeres" una de sus puestas más completas y redondas, sin dilaciones ni autorreferencias innecesarias.
Sobre el escenario, las actrices logran una excelente química y llevan con solvencia una pieza de textos difíciles que no les da respiro y en la que cada una tiene su momento para lucirse.
Mientras Maradona logra una buena interpretación de un personaje difícil, Roy y Salvador sacan a relucir su probado oficio con performances que arrancan carcajadas y aplausos a telón abierto.
La obra es una versión remozada de "Piel de chancho" -el espectáculo que Muscari estrenó en 2006 con María Aurelia Bisutti en el papel principal-, que llega ahora a la calle Corrientes con menos ánimo de provocación y más profundidad.
"Fuego entre mujeres" se presenta en el teatro Petit Tabaris (Corrientes 831), con funciones de jueves a domingo a las 21.30.
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